Demasiadas personas gastan su tiempo, es decir su vida, en hacer cosas que no les llenan, en llamar la atención y satisfacer a personas que no les aportan ni verdaderamente les importan. Nada les proporciona un gran placer y la única solución que encuentran es encadenar múltiples y veloces placeres, plenamente sustituibles.

Supeditados a agendas y protocolos sociales, guiados por distintos horarios, caemos sin darnos cuenta en la rutina de un día a día que nos enajena y absorbe los pocos momentos de reencuentro que podemos tener con nosotros mismos. En muchas ocasiones, en nuestro fuero interno, sabemos que estamos huyendo, que hay una incoherencia de fondo, y que habría que dar una respuesta desde uno mismo, pero esto no se hace, a veces por desconocimiento y otras por miedo a tener que tomar decisiones que se nos antojan difíciles y que suponen la posibilidad de equivocarnos. Buscamos aprobación y soluciones externas cuando tenemos que encontrarlas dentro de nosotros mismos.

Si sumamos nuestro estresante ritmo de vida y la actual crisis de valores que estamos viviendo, detectamos que se están perdiendo las conexiones con nuestro “yo” más íntimo. Quizá, ha llegado el momento de pensar porque haces esto o aquello, quizá ha llegado el momento de despertar a la vida, de darle verdadero significado, de jugar a ganar y no a no perder, de encontrarse realmente con uno mismo. Tú decides.

Encontrarse con uno mismo requiere de espacio para uno mismo, debes concederte el espacio y el tiempo que necesitas, debes conectar con tu grandeza, debes aceptar tus miedos, comprometerte con el cambio y dar gracias por tu vida. Encontrarse con uno mismo significa, aceptarse plenamente, ponerse en valor, tener confianza,  conectar con nuestro propósito vital, y tener la conciencia de estar en el camino. Una persona que se ha encontrado consigo mismo es una persona satisfecha, es pura energía, equilibrio, serenidad, alegría, positivismo. etc.., actitudes que se proyectan en todas las esferas de la vida,

No olvides que el secreto de encontrarse con uno mismo está en seguir tus sueños, escuchar los deseos de tu corazón y despertar para ser aquello a lo que estas destinado a ser. No triunfes en lo que no quieras hacer, no vendas tu vida, permítete escucharte, préstate tiempo, amplia tu visión de la vida, revisa cuáles son tus criterios de éxito, establece tu plan de vida e identifica tus valores. Busca ese punto común en el que hagas algo que te apasione, tengas capacidades,  aportes valor y estarás en el camino. La vida es mucho más placentera y te recompensa más cuando es jugada “con todo“, en vez de con la mitad del corazón.

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